En cualquier país

Isabelle Huppert, la actriz protagonista, francesa y con fama, no tenía por qué haber realizado esa película. En el sentido de que no tenía una verdadera necesidad. Sin embargo allá estuvo, en Corea del Sur, y se dispuso a grabar. Así quedó la película En otro país, dirigida por el coreano Hong Sang-soo. ¿Por qué habría de sorprender tanto un filme de coreanos a un argentino? La respuesta, claro está, viene por lo acostumbrados que estamos a lo occidental, a ver la actuación de personas que no son orientales (sí, todavía). Justamente las historias que se muestran allí ayudan a pensarlo. Son tres las que se cuentan, sin orden lineal, sin demasiado para contar. Bastante desorden y problemas de comunicación. ¿Pero acaso eso no representa a las personas? No quedan de lado las habituales inquietudes burguesas, la fidelidad -o no- de pareja, el aburrimiento, la falta de gracia al existir. No deja de sorprender, además, lo parecidos que somos, en este mundo actual, entre tantas diferencias. Claro que, en verdad, muy diferente serían las historias si se contarían desde Corea del Norte, desde el otro lado del paralelo 38. Una especie de comunismo en el norte y un estilo de capitalismo en el sur. Se nota la desigualdad -en ciertas cuestiones-. ¿Habrá fidelidad del otro lado? Quizás Huppert tiene razón; sí había una verdadera necesidad. 

Después de ver: Da-reunna-ra-e-seo
 

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