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Foto por Carmen Kong |
En su última columna de opinión, Mario Vargas
Llosa expone las razones por las que, a su juicio, vale la pena leer la obra de
Niall Ferguson, Civilización: Occidente y el
resto. Algo interesante en su texto es la crítica que realiza. Ambos, el
peruano y el británico, son señalados en la opinión pública con una tendencia
clara de derecha, con guiños hacia el capitalismo y lo neoliberal.
El escritor peruano, en este caso, le dice al
historiador que se podría contrarrestar cierta certeza sobre la caída del
predominio del mundo occidental gracias a su espíritu crítico. Lo que me
sorprendió, de verdad, fue que Vargas Llosa utilizará un ejemplo banal para
sostener su hipótesis en el último párrafo: la película con tintes
nacionalistas Zero Dark Thirty que
relata cómo fue el asesinato de Osama Bin Laden. Según su afirmación, que el
publico festejara con aplausos en el cine al terminar el filme -algunos se alegran con el relato de una matanza- representa parte del análisis que hacen
los estadounidenses para mejorar.
Habría que ver si se terminarán las torturas a los sospechosos de terrorismo luego de las palmas. Habría que ver, también, cuanta
verdad muestra Kathryn Bigelow en sus películas de ficción.
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