Platón, La República.-Pero, ¿qué entiendes tú por amigos? ¿Aquellos que parecen ser gente de bien, o los que realmente lo son aunque no lo parezcan? Lo propio digo de los enemigos.-Es natural -contestó- que cada uno ame a los que cree buenos, y odie los que cree malos.
Zero
Dark Thirty, que mañana se estrenará en los cines argentinos como La noche
más oscura, y la brasileña Tropa de Élite, un éxito en 2007 y con una
segunda parte, tienen un punto en común. Ambas muestran torturas y de cierta
manera, al parecer, las justifican.
Entender y justificar no es lo
mismo. Se puede comprender mediante el análisis del contexto y las
circunstancias cómo alguien llega a cometer un delito. Cómo todo –o mucho-
quedó a disposición para que así sucediera. Pero eso no significa que sea
justo, que ese acto no pudo ser evitado, que ese crimen no debe tener
condena.
En la película brasileña se
escucha a un personaje justificar sus acciones porque é guerra. La
palabra se utilizaba en principio sólo cuando se hablaba de dos naciones. Las
desviaciones en el lenguaje hicieron que fuera aceptada en otras ocasiones,
pero no deja de ser simbólica. Esa representación, como se dijo y de todas
formas, no excusa los tormentos. La tortura no está permitida ni siquiera en
los verdaderos conflictos armados.
Imaginemos por un momento que
olvidamos que alguien que torturó, en todos los casos, debe ir preso. ¿Es
efectivo? ¿Se ha demostrado, así como con los asesinatos de parte de un Estado,
que con eso se logra algo? La respuesta es no. Rotundo y definitivo. Lo
demuestra Estados Unidos en el presente. Brasil y la necesidad de crear la Unidade
de Polícia Pacificadora como un experimento más digno y humano. Argentina y
las dictaduras sepultadas. Colombia y los narcotraficantes.
Creo
que los directores -como todo artista- deben ser cuidadosos. Las aclaraciones
son necesarias si una obra aparenta justificar la violencia.