-Comprame un pancho –exigió el chico (de unos diez años), vagabundo, huérfano; descalzo en la estación de subte. -No tengo plata –respondió él, con miedo (¿a qué?), como por un reflejo defensivo; inconsciente.
Primera cita. Eligieron una mesa afuera y pidieron un pizza. Se acerca el mismo nene y pide una porción de las que humeaban sabor y color de hogar. "No, tomatela pibe", le dijo el hombre y la mujer supo que estaba con el tipo equivocado.
Primera cita. Eligieron una mesa afuera y pidieron un pizza. Se acerca el mismo nene y pide una porción de las que humeaban sabor y color de hogar. "No, tomatela pibe", le dijo el hombre y la mujer supo que estaba con el tipo equivocado.
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