El miedo es contagioso

Lamentablemente, este estado de cosas nos lleva a que pueda ocurrir aquello del cuento sufi que dice que un peregrino se encontró un día en su camino con la Peste. Le preguntó adónde iba y ésta le respondió que se dirigía a Bagdad, donde iba a matar a cinco mil personas. Una semana más tarde, el peregrino volvió a encontrarla y, enojado, le reprochó: "¡Me dijiste que ibas a matar a cinco mil personas, pero mataste a cincuenta mil!". La Peste lo miró, sonriente: "Yo cumplí mi palabra. Yo sólo maté a cinco mil, los demás se murieron de miedo"(…) (Alina Diaconu, Miedo al miedo, diario La Nación del jueves 9 de julio de 2009).
El miedo es contagioso. Una vez fui a Parque Patricios de noche para concretar una entrevista. Todavía no conocía demasiado esta ciudad (sigo sin hacerlo, ¿quién podría igualmente?). Fui en taxi porque llegaría tarde. Hacía frío. Llevaba varios objetos de valor en la mochila como el grabador de audio y la filmadora. Frenamos en una zona oscura. Acá es –me dijo el conductor que había notado que yo era del interior-, manejate con mucho cuidado. Mirá allá, a media cuadra, hay una villa muy peligrosa. Yo pegaré la vuelta acá, ni en pedo me acerco más –abría bien los ojos mientras hablaba, su tono de voz parecía alterado-. Guarda, porque te afanarán todo.
Bajé nervioso. Yo, que hasta ese momento no me había fijado ni en lo tenebroso del lugar, comencé a preocuparme por la mochila, por el reloj, por mi seguridad. Toqué varias veces el timbre y esperé impaciente; el taxista me había contagiado. Una pena que no fuera de coraje.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario