Condenar el golpe de Estado. Pero, ¿por qué abrazar jocosamente a Manuel Zelaya, que no se caracteriza por ser alguien que respeta la Constitución de un país?Las torpezas hondureñas son sólo superadas por la explosión de hipocresía que han desencadenado. Ni más ni menos que Raúl Castro -¡Raúl Castro!- pide sanciones mundiales contra un pequeño país cuyos líderes tomaron el poder por la fuerza. Hugo Chávez, cuya carrera política comenzó cuando lideró un sangriento golpe militar contra un Gobierno democrático, truena contra los golpistas hondureños y amenaza con una invasión (…) (Moisés Naím, Idiotas contra hipócritas, diario El País de España del domingo 5 de julio de 2009).
Hipocresía con Honduras
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El problema es que Zelaya iba a someter sus pensamientos y sus proyectos ante la voluntad popular. No iba a decratar nada, iba a pedir la opinion del pueblo. Los golpistas no escucharon a la gente, no quieren escucharla, tienen los oídos tapados y están enceguecidos por sus negocios, como ocurrió con todos los golpes en América Latina. La diferencia es que esta usurpación del poder ejecutivo fue realizada por las Fuerzas Armadas, que enmascaran sus pretensiones con un gobierno civil.
ResponderBorrarNo hay buenos ni malos, todos se alejan del ideal democrático, ese sistema importado que aquí tampoco funciona, y no funciona porque queremos aplicar recetas de otros países en vez de autodeterminarlas.
Saludos Seba,
Nacho. http://panoramanegro.blogspot.com
Asimismo no creo que sea correcto enaltecer a Manuel Zelaya como si fuera el nuevo símbolo de la democracia (aunque es lo que lograron los golpistas con su manera brusca e ilegal de accionar). Apoyar su reincorporación, si; hacerle un monumento, no. Saludos.
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