Reflejo de una introspección
No fue una decisión forzada. Simplemente desde el año pasado, que comencé a cocinar más seguidamente otra vez (en el trabajo comprábamos hecha), la carne se ausentó de mis platos. Recuerdo que unas estadounidenses que vinieron de intercambio a Buenos Aires me hicieron notar qué otros beneficios supone. Ellas venían de una comunidad en la que la mayoría se alimenta así desde el nacimiento. Es que sirve también para aportar al mantenimiento del ecosistema, del medio ambiente. Yo creía antes que sólo era por decir hay, pobres animalitos. No es una cuestión de gustos y puede implicar algunos sacrificios. Igual el cuerpo también lo agradecerá eventualmente. Eso sí, es necesario informarse bien sobre la reposición de proteínas. Todavía no lo hice pero ya no comeré más carne. Y sí les molesta, problema suyo. Y si lo pienso más por supuesto que no tiene ni sentido. Pero eso qué importa en esta vida.
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