Reflejo de una introspección
Evito la lástima. Me parece que es una de las cosas más atroces que se pueden sentir y expresar. Su momento de éxtasis total es cuando alguien pronuncia: ¡hay, pobre! Pobre, otra palabra que detesto tanto. Y si se lo dice al apuntar con el dedo a un chico que está en la calle, peor. En todo caso pobre vos (y yo), que necesitás de tu celular y de Facebook para sentir un poco de felicidad. A ese chico le alcanza con un plato de comida para sonreír. ¿Quiénes son los pobres? ¿Acaso es una raza como los Orcos del Señor de los Anillos? No señor, son personas en situación de miseria porque no se tiene democracia en la economía. Ya sé, exagero con lo de la frase. Porque termino por irritarme al escucharla hasta cuando realmente no quieren decir eso, o no tiene nada que ver. Es que ya la oí tantas veces con un aire de lástima que me generó rechazo total. Pensalo. A ver si te gustaría que alguien se compadezca de vos. No me sirve que me mires con esos ojos y la cabeza torcida.
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