Dar sin recibir

Reflejo de una introspección

Alguien anónimo, que seguramente me conoce, dejó un comentario en el blog de que soy una buena persona pero un colgado. La definición más acertada que encontré de esa palabra, para lo que la usamos, es que una persona está bajo los efectos de una droga, distraido. Siempre fui un introvertido que manejó bastante bien el tema (aceptablemente en lo social, se podría decir). No fue sencillo. Ahora me encerré devuelta en mí mismo. ¿Y qué hago? Escribo como un delirante. En la compu, hasta que se me cansa la vista. En el cuaderno, hasta que la mano derecha comienza a temblar. Es lo que hago, como soy. Si alguien quiere interrumpirme en el mientras, lo único que debe hacer, es llamarme. No me gusta hablar por MSN; simplemente creo que sirve para ciertos avisos, como los mensajes de texto del celular. Pero en esos ámbitos todo es ambiguo y finalmente lo que único que se logra es perder tiempo. El cariño que le confería a cada cual no disminuyó, sigue con la intensidad que me surgía. Si necesito saber cómo anda alguien lo llamo. O le mando un mail. O lo busco. El yo te doy algo para que vos respondas de igual o de mejor manera es un problema actual. Me parece que las palabras de la escritora brasileña Clarice Lispector, escritas en el diario Jornal do Brasil en 1967, explican el asunto: Amanecí con cólera. No, no, el mundo no me agrada. La mayoría de las personas están muertas y no lo saben, o están vivas con charlatanismo. Y el amor, en vez de darse, se exige. Y quienes nos quieren desean que seamos eso que ellos necesitan. El que me dice que no tendría que encerrarme a escribir, simplemente me niega. Sería un no yo. Está bien que hay límites. Y no lo hago sólo por mí. Escribir es una maldición desatada. Es dar. Sirve para que otros tengan con qué pensar. A veces los actos demuestran más que las palabras de todas formas (Palabras inútiles: te quiero mucho). Y tampoco soy tan buena persona, como se debe notar.

1 comentario:

  1. Me gustó mucho esta entrada, la mirada sobre la comunicación actual, tan demandante y exigente pero sin rostro alguno, como si tuvieramos miedo de mostrarnos en el dar y recibir entre pares y sólo nos animáramos a esperar o a des-esperar, quebrando con toda relación de paridad. Pero a pesar del ojo crítico, no es posible pensarlo de otra manera? No lo sé, a veces las banalidades de las charlatanerías son las que hacen vínculos fuertes, sólo que esos vínculos sólo se captan una vez ya consolidados, una vez que es posible registrarlo como tal, mirar para atrás y advertir ver cómo empezó...
    En fin, eso,
    Ah! me gustó mucho la entrada de suspendelviaje de "mis alumnos/mayor provocación 2009".
    besooo

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