Reflejo de una introspección

-Qué hacés, che.
-Nada, al pedo, no sé qué hacer.
Es que la vida, tan cruel, no vale la pena para esforzarse. Más fácil es la resignación, más sencillo es el abandono. La realidad es tan complicada que mejor fumarse un porro. Pero como mis vecinos del segundo: uno a las once, otro a las tres después de comer, a las cinco como merienda, a las 19 de segunda vuelta, y por supuesto, a la noche unos cuantos. Total la fiesta recién empieza y para qué complicarse.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario