Abel Posse | Un reflejo
Quiere que se aplique la ley de amnistía para los militares de la última dictadura. Duda de los desaparecidos. Demostró su desprecio por el rock, al que indicó como uno de los males que confunde a los jóvenes (la cita del maestro Kapuściński dice lo contrario). Está seguro de que reprimir es mejor que conciliar. Abel Posse, nuevo ministro de educación porteño desde hace una semana, hizo todas esas declaraciones y las ratificó. Algunos lo defienden con la común excusa de que él dice lo que la mayoría piensa. No es sustentable. Si fuera así, cosa difícil de comprobar, tampoco sería una justificación. La mayoría puede estar equivocada en algo (ya se vio en unas cuántas vocaciones). Él en cambio pertenece a los que se suele denominar intelectuales. Se supone que eso le debería dar más conocimiento sobre la vida. Anibal Fernández, jefe de gabinete nacional, lo desafió a debatir. Con esos puntos que sostiene, tan sencillos para ser refutados, yo también podría hacerlo. En Facebook se armó un grupo para que se aleje del cargo público; hasta ahora posee 24 mil miembros. Se cree que cierto sector con características fascistas ya no volverá, que el país aprendió algo. Sin embargo de repente se recibe un reflejo de que todavía existe por algún lado. Y espera su nueva oportunidad.
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