Hoy, para entender hacia dónde vamos no hace falta fijarse en la política, sino en el arte. Siempre ha sido el arte el que, con gran anticipación y claridad, ha indicado qué rumbo estaba tomando el mundo y las grandes transformaciones que se preparaban. Es más útil entrar en un museo que hablar con cien políticos profesionales (…)
Quizás, hoy en día, gracias a la calidad esencial de la voz humana que canta, que grita con todo su dolor, la forma narrativa popular más vital y genuina es la música rock (…) (Ryszard Kapuściński, Los cínicos no sirven para este oficio, 2002).
El arte y el rock
Andamos solos
Ricardo pasó por el alcoholismo. Ahora lucha para no volver a la adicción. Él dice que quiere trabajar y que necesita que lo ayuden con los documentos solamente; lo demás lo consigo, asegura. Además repite varias veces que su idea es regresar a su tierra natal, que según él conoce plenamente, para reencontrarse con lo que le queda de la familia.
Anda sólo
-¿De dónde es usted?
-Soy chaqueño.
-¿En serio? Yo también.
Villordo se maneja con dos bolsas permanentemente; en ellas lleva todas sus pertenencias. Por eso no acarrea nada de peso; por eso, y otras razones más, no acepta las mantas que ofrecen los trabajadores sociales del Gobierno de la Ciudad. Los que aceptan las frazadas esas –contó Ricardo-, luego van y las venden en la villa o donde sea. Con tal de tener con qué comprar vino.
-Soy chaqueño.
-¿En serio? Yo también.
Villordo se maneja con dos bolsas permanentemente; en ellas lleva todas sus pertenencias. Por eso no acarrea nada de peso; por eso, y otras razones más, no acepta las mantas que ofrecen los trabajadores sociales del Gobierno de la Ciudad. Los que aceptan las frazadas esas –contó Ricardo-, luego van y las venden en la villa o donde sea. Con tal de tener con qué comprar vino.
Ando sólo
Ando sólo porque varios amigos me cagaron, dijo Ricardo Villordo (49).
-Disculpe, le puedo hacer una pregunta.
-La que quiera, ¡hombre!
-¿Usted vive en la calle?
Villordo, que nació en la provincia del Chaco, poseía una casa en Villa Crespo. Estaba casado y trabajaba como guardia de seguridad en la Terminal de Ómnibus de Retiro. En un momento una pelea llevó a que se divorciara, perdió su trabajo y encima lo asaltaron. Entonces (hace tres años) decidió vivir sin techo, o no le quedó otra vía.
-Disculpe, le puedo hacer una pregunta.
-La que quiera, ¡hombre!
-¿Usted vive en la calle?
Villordo, que nació en la provincia del Chaco, poseía una casa en Villa Crespo. Estaba casado y trabajaba como guardia de seguridad en la Terminal de Ómnibus de Retiro. En un momento una pelea llevó a que se divorciara, perdió su trabajo y encima lo asaltaron. Entonces (hace tres años) decidió vivir sin techo, o no le quedó otra vía.
Como si fuera un capullo
El frío en su máxima expresión. Se siente en la cara, en los pies, en los brazos, en las orejas; en fin, en el cuerpo entero. Encima la tenue e insistente llovizna no para de fluir. Aunque tengo el alivio de que dentro de diez minutos estaré en mi hogar. ¿Cómo debe ser si uno carece de un refugio, de una buhardilla por lo menos? Una noche se transforma de esa manera en una serie continua de tortura. El dolor, el fuego, las ganas de escaparse. (Voy en un taxi y veo a una persona acurrucada contra la pared de una iglesia, como si fuera un capullo, cubierto de papeles y mantas).
Ola inmensa
Soñé anoche que una ola inmensa se acercaba a mi casa. ¿Será la premonición del fin del mundo? ¿Qué significa? ¿Tsunami?
La 'iglecia' es genocida, opinó fulano
A veces cuando alguien dice estar tan seguro de lo que piensa como para agarrar un aerosol y dejarlo marcado sobre la iglesia catedral de la ciudad, resulta que no se dio cuenta de que primero debía saber lo básico (y tampoco estar tan seguro de ello). Recomendación: agarrar el diccionario y chequear el juicio antes de manifestarlo. Hablemos con conocimiento. Así no nos pasa como al que escribió lo de la foto. Opinemos con el mínimo indispensable de sustento. Y firmémoslo de paso. Así no quedamos como cobardes.
El final de la obra
-No era así antes –dice la señora, de 89, que se agarra fuerte del brazo ajeno-. Hasta hace poco podía caminar sin problemas, sola, por la calle. Que desastre, que terrible.
El deseo más fuerte es el de morir, el de estar muerto, para aplacar tensiones. Nos morimos por eso, porque el cuerpo es un agujero que sólo se llena del todo con la muerte. Yo había alcanzado ese deseo en vida, lo que me daba una fortaleza excepcional frente a quienes ni siquiera tenían conciencia de que lo que de verdad deseaban más que ninguna otra cosa era estar muerto (…) (Juan José Millás, Tonto, muerto, bastardo e invisible, 2008).Si no sos religioso, ¿qué te detiene para no decidir cuándo acabar tu vida? ¿Podés criticar al director de orquesta británico (85) y a su esposa (74) que, ya bastante enfermos, viajaron a Suiza (país en el que el suicidio asistido es legal para los ciudadanos y los extranjeros) a concretar su fin?
Concorrenza sleale
La película se llama Concorrenza sleale (en Argentina fue titulada como Competencia desleal). Ambientada en la Italia de Benito Mussolini (1938) cuando los primeros rasgos del fascismo comienzan a notarse. Dos familias la protagonizan: la del sastre tradicional italiano y la recién mudada del hebreo, también confeccionista de trajes. Ambas se enredan y se inicia la convivencia. Las similitudes y las diferencias afloran. Actuaciones extraordinarias y un tema para pensar. Y con el toque especial del director Ettore Scola.
Tráiler.
Tráiler.
San Fermín a diestro y siniestro
7.30 AM. Daniel Jimeno Romero, de 27 años y nacido en Alcalá de Henares, se prepara para comenzar la corrida en el quinto encierro de San Fermín.
7.45 AM. El toro Capuchino (515 kilogramos) se queda rezagado de la manada. Mientras todos seguían juntos hacia delante, él decide que no, que mejor sólo. “Avanzaba lentamente y en zigzag –diría luego la nota del diario El País de España-. Iba tirando derrotes a diestro y siniestro.”
8.12 AM. La emoción se sentía al límite y la corrida estaba cercana a su fin. Jimeno Romero iría sonriente, exaltado. Habrá pisado mal, se habrá resbalado, el tema es que se tropieza.
8.12.05 AM. Capuchino avanza decidido. Usa toda su potencia. Llega al punto en el que Jimeno Romero trata de reincorporarse, cabecea y su cuerno izquierdo entra en el cuerpo del corredor a través del cuello; penetra y perfora el pulmón, la arteria aorta y la vena cava.
8.45 AM. Se certifica la muerte Jimeno Romero en el hospital Virgen del Camino. “Un corredor serio –escribieron los autores del mismo artículo del diario español-, que nunca se planteaba ir sin dormir a los encierros.”
No es un informativo de la Edad Media. Es el siglo XXI. No es un país del llamado Tercer Mundo, es España. Las conclusiones, suyas y de nadie más. Menos mal que, como castigo, Capuchino fue el primer faenado.
7.45 AM. El toro Capuchino (515 kilogramos) se queda rezagado de la manada. Mientras todos seguían juntos hacia delante, él decide que no, que mejor sólo. “Avanzaba lentamente y en zigzag –diría luego la nota del diario El País de España-. Iba tirando derrotes a diestro y siniestro.”
8.12 AM. La emoción se sentía al límite y la corrida estaba cercana a su fin. Jimeno Romero iría sonriente, exaltado. Habrá pisado mal, se habrá resbalado, el tema es que se tropieza.
8.12.05 AM. Capuchino avanza decidido. Usa toda su potencia. Llega al punto en el que Jimeno Romero trata de reincorporarse, cabecea y su cuerno izquierdo entra en el cuerpo del corredor a través del cuello; penetra y perfora el pulmón, la arteria aorta y la vena cava.
8.45 AM. Se certifica la muerte Jimeno Romero en el hospital Virgen del Camino. “Un corredor serio –escribieron los autores del mismo artículo del diario español-, que nunca se planteaba ir sin dormir a los encierros.”
No es un informativo de la Edad Media. Es el siglo XXI. No es un país del llamado Tercer Mundo, es España. Las conclusiones, suyas y de nadie más. Menos mal que, como castigo, Capuchino fue el primer faenado.
Gomorra
-Roberto, ¿qué es un hombre sin carrera y con pistola?
-Un capullo con pistola.
-¡Bien! ¿Qué es un hombre con carrera y sin pistola?
-Un capullo con carrera.
-¡Bien! ¿Y qué es un hombre con carrera y con pistola?
-¡Un hombre, papá!
-¡Muy bien, Robertito!
(Roberto Saviano, Gomorra, 2006).
El miedo es contagioso
Lamentablemente, este estado de cosas nos lleva a que pueda ocurrir aquello del cuento sufi que dice que un peregrino se encontró un día en su camino con la Peste. Le preguntó adónde iba y ésta le respondió que se dirigía a Bagdad, donde iba a matar a cinco mil personas. Una semana más tarde, el peregrino volvió a encontrarla y, enojado, le reprochó: "¡Me dijiste que ibas a matar a cinco mil personas, pero mataste a cincuenta mil!". La Peste lo miró, sonriente: "Yo cumplí mi palabra. Yo sólo maté a cinco mil, los demás se murieron de miedo"(…) (Alina Diaconu, Miedo al miedo, diario La Nación del jueves 9 de julio de 2009).El miedo es contagioso. Una vez fui a Parque Patricios de noche para concretar una entrevista. Todavía no conocía demasiado esta ciudad (sigo sin hacerlo, ¿quién podría igualmente?). Fui en taxi porque llegaría tarde. Hacía frío. Llevaba varios objetos de valor en la mochila como el grabador de audio y la filmadora. Frenamos en una zona oscura. Acá es –me dijo el conductor que había notado que yo era del interior-, manejate con mucho cuidado. Mirá allá, a media cuadra, hay una villa muy peligrosa. Yo pegaré la vuelta acá, ni en pedo me acerco más –abría bien los ojos mientras hablaba, su tono de voz parecía alterado-. Guarda, porque te afanarán todo.
Bajé nervioso. Yo, que hasta ese momento no me había fijado ni en lo tenebroso del lugar, comencé a preocuparme por la mochila, por el reloj, por mi seguridad. Toqué varias veces el timbre y esperé impaciente; el taxista me había contagiado. Una pena que no fuera de coraje.
Millás en Buenos Aires
Fragmento de lo que leyó el escritor español Juan José Millás en la 35ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires:
Hace unos años estaba escribiendo un artículo cuando entró mi hijo pequeño en la habitación y me preguntó qué quería decir efímero. A veces en lugar de una palabra venía con un insecto para que le dijera su nombre. Cuando un niño abre la mano y te muestra un escarabajo, es como si tu mismo vieras por primera vez ese escarabajo. Y cuando te muestra una palabra es como si no la hubieses oído nunca hasta ese instante. Efímero.
No siempre traía insectos o palabras. A veces venía a la casa con objetos cuya utilidad ignoraba. Tenía la costumbre de preguntarle de dónde había sacado tal cosa o tal animal porque no es lo mismo hurgar en la caja de herramientas que en la basura. El mismo objeto significa cosas diferentes según proceda de un sitio u otro. Y con las palabras sucede lo mismo.
¿De dónde has sacado esa palabra?, le pregunté. No me lo quería decir. Lo presioné. De un libro, dijo al fin. ¿De qué clase de libro?, insistí. No me gustaba que anduviera recogiendo palabras por ahí, de cualquier sitio. Las palabras transmiten multitud de infecciones. Una vez contagiado, caen sobre ti la enfermedades oportunistas; las frases oportunistas cabría decir, y estás perdido. No es lo mismo encontrar la palabra efímero en un poema que en una esquela.
Le dije al fin que algo efímero era algo que no duraba y le serví tres o cuatro sinónimos: fugaz, perecedero, provisional. ¿La vida es efímera?, preguntó entonces y comprendí que había sacado la palabra de donde no debía. La vida es muy larga hijo, le respondí. Las horas al menos lo son, añadí recordando un verso de Borges: La vida es corta, aunque las horas son tan largas. Me miró con gesto de preocupación; luego me dio las gracias y se fue olvidando la palabra sobre la mesa.
No recuerdo la primera vez que yo mismo tropecé con este término, efímero, ni si fue en la basura o en un libro. Pero recuerdo la vez que por pura inconsciencia tome una cucaracha entre los dedos. Hoy no me atrevería. Tampoco me atreví a coger la palabra efímero, así que la dejé allí para que desapareciera cuando la sirvienta limpiara (…)
Hace unos años estaba escribiendo un artículo cuando entró mi hijo pequeño en la habitación y me preguntó qué quería decir efímero. A veces en lugar de una palabra venía con un insecto para que le dijera su nombre. Cuando un niño abre la mano y te muestra un escarabajo, es como si tu mismo vieras por primera vez ese escarabajo. Y cuando te muestra una palabra es como si no la hubieses oído nunca hasta ese instante. Efímero.
No siempre traía insectos o palabras. A veces venía a la casa con objetos cuya utilidad ignoraba. Tenía la costumbre de preguntarle de dónde había sacado tal cosa o tal animal porque no es lo mismo hurgar en la caja de herramientas que en la basura. El mismo objeto significa cosas diferentes según proceda de un sitio u otro. Y con las palabras sucede lo mismo.
¿De dónde has sacado esa palabra?, le pregunté. No me lo quería decir. Lo presioné. De un libro, dijo al fin. ¿De qué clase de libro?, insistí. No me gustaba que anduviera recogiendo palabras por ahí, de cualquier sitio. Las palabras transmiten multitud de infecciones. Una vez contagiado, caen sobre ti la enfermedades oportunistas; las frases oportunistas cabría decir, y estás perdido. No es lo mismo encontrar la palabra efímero en un poema que en una esquela.
Le dije al fin que algo efímero era algo que no duraba y le serví tres o cuatro sinónimos: fugaz, perecedero, provisional. ¿La vida es efímera?, preguntó entonces y comprendí que había sacado la palabra de donde no debía. La vida es muy larga hijo, le respondí. Las horas al menos lo son, añadí recordando un verso de Borges: La vida es corta, aunque las horas son tan largas. Me miró con gesto de preocupación; luego me dio las gracias y se fue olvidando la palabra sobre la mesa.
No recuerdo la primera vez que yo mismo tropecé con este término, efímero, ni si fue en la basura o en un libro. Pero recuerdo la vez que por pura inconsciencia tome una cucaracha entre los dedos. Hoy no me atrevería. Tampoco me atreví a coger la palabra efímero, así que la dejé allí para que desapareciera cuando la sirvienta limpiara (…)
Panchos en la estación de subte
-Comprame un pancho –exigió el chico (de unos diez años), vagabundo, huérfano; descalzo en la estación de subte.
-No tengo plata –respondió él, con miedo (¿a qué?), como por un reflejo defensivo; inconsciente.
-No tengo plata –respondió él, con miedo (¿a qué?), como por un reflejo defensivo; inconsciente.
¿Quiénes son los invasores?
El asunto de la gripe A me hace acordar una y otra vez a El Eternauta. La enfermedad representaría a la nieve, que nos aísla, que nos hace permanecer en nuestras casas. Inmediatamente aparecen los sobrevivientes: están los buenos, que se preocupan un poco por los demás y tratan de mantener su vida; están los racionales, los egoístas, a los que hay que temerles [La ley de la jungla. Matar o morir… Había fieras sueltas en torno nuestro. Fieras: hombres. Las más feroces de todas… Supe, como nunca, lo que es el miedo (…) Héctor G. Oesterheld]. Es una incógnita quiénes serían los invasores, los ellos. ¿Serán señores de traje que quieren evitar que se hable de la crisis económica mundial? Faltan pruebas.
Hipocresía con Honduras
Condenar el golpe de Estado. Pero, ¿por qué abrazar jocosamente a Manuel Zelaya, que no se caracteriza por ser alguien que respeta la Constitución de un país?Las torpezas hondureñas son sólo superadas por la explosión de hipocresía que han desencadenado. Ni más ni menos que Raúl Castro -¡Raúl Castro!- pide sanciones mundiales contra un pequeño país cuyos líderes tomaron el poder por la fuerza. Hugo Chávez, cuya carrera política comenzó cuando lideró un sangriento golpe militar contra un Gobierno democrático, truena contra los golpistas hondureños y amenaza con una invasión (…) (Moisés Naím, Idiotas contra hipócritas, diario El País de España del domingo 5 de julio de 2009).
Enmascarado en la remera
Me gusta la imagen de esta remera por lo que representa. Es como si cada día la entendiera un poco más; la actualidad ayuda, ¿no? Un señor elegante (hasta el sombrero tiene puesto) pude enmascararse. ¿El miedo es de contaminarse con algo o de contagiar a los demás? ¿Es egoísta o altruista? La reja demuestra que está encerrado, por voluntad propia seguramente. La máscara, por más que sea preventiva, es una manera de acorralarse; uno se excluye, se arrincona. Nadie quiere a este señor anónimo. Sin cara está más cerca de ser un fantasma que una persona.
Ardor en los ojos
Hablé con una chica que podría tener gripe A. Se me acercó en la coordinación de la Facultad de Sociales de la UP y me explicó su situación entre susurros:
-Soy enfermera y alumna de psicología. El viernes me confirmaron que estuve atendiendo a un paciente con gripe A. Debo avisarle, cuanto antes, a las autoridades por si tomarán algún tipo de medida.
¿Por qué se presentó personalmente en vez de llamar por teléfono? Quizás sólo de distraída.
Tiendo a relativizar lo de la pandemia, hago como si no me importara. Es que la psicosis sobre algo es peor que ese algo en sí. A penas se fue la chica le comenté esto a una persona que al momento me dijo: “Sabés que me comenzaron a arder los ojos.” Y me di cuenta que en ese instante la comezón de la culpa y la obsesión me nublaba la vista a mí también.
-Soy enfermera y alumna de psicología. El viernes me confirmaron que estuve atendiendo a un paciente con gripe A. Debo avisarle, cuanto antes, a las autoridades por si tomarán algún tipo de medida.
¿Por qué se presentó personalmente en vez de llamar por teléfono? Quizás sólo de distraída.
Tiendo a relativizar lo de la pandemia, hago como si no me importara. Es que la psicosis sobre algo es peor que ese algo en sí. A penas se fue la chica le comenté esto a una persona que al momento me dijo: “Sabés que me comenzaron a arder los ojos.” Y me di cuenta que en ese instante la comezón de la culpa y la obsesión me nublaba la vista a mí también.
Un pino en el Congreso
Esquina de Callao y Corrientes en la noche del domingo de las elecciones legislativas. Un cartel gigante anuncia el próximo estreno de la nueva entrega de la saga de Harry Potter. El anuncio reza: oscuros secretos serán revelados. A quince metros, en el ya tradicional Hotel Bauen, se encuentra el punto de reunión del partido político Proyecto Sur. Y se podría decir que los votantes congregados allí esperan al menos eso de Pino Solanas, su representante: que en el Congreso destape oscuros secretos.
Caras de jóvenes abundan. Enarbolan banderas y visten remeras con el símbolo verde que identifica al partido (¿será azar que fuera el mismo color que identifica a los que quieren un cambio en Irán?).
-¡Cómo le rompimos el orto a Elisa Carrió –grita una chica mientras se abraza con otro simpatizante-! Encima salió a decir que eso es lo que quería.
Parte del discurso de Solanas el domingo:
Caras de jóvenes abundan. Enarbolan banderas y visten remeras con el símbolo verde que identifica al partido (¿será azar que fuera el mismo color que identifica a los que quieren un cambio en Irán?).
-¡Cómo le rompimos el orto a Elisa Carrió –grita una chica mientras se abraza con otro simpatizante-! Encima salió a decir que eso es lo que quería.
Parte del discurso de Solanas el domingo:
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