Tres preguntas a Hernán Zin


Un reflejo de HZ | (Buenos Aires, 1971) Es lo que se denomina corresponsal de guerra. Desde hace quince años se dedica a viajar por el mundo (trabajó por lo menos en cuarenta países) para conocer y dar testimonios de las personas que viven en los lugares más conflictivos del planeta. Publicó cuatro libros y realizó dos documentales. Viaje a la guerra, su blog en el portal español 20 minutos, es constantemente visitado.
• Te encontrás en Buenos Aires en estos días, la ciudad en la que naciste y que dejó de ser tu lugar de residencia hace unos años. ¿Cómo ves a la sociedad actual, en el sentido de si te parece que en ella se identifica una cierta sensación de guerra como tantos otros lugares que conociste?
Resulta tan triste como curioso… hace 15 años salí al mundo para contar historias de postergación, de violencia, y cada año que pasa la Argentina me la impresión de transformarse más y más en ése escenario. Una Argentina escindida en ricos y pobres, en que se ha roto el contrato social, en la que el sálvese quien pueda prevalece. Cada día la sociedad se encuentra más enfrentada, escindida. Creo que todo comienza con un Estado corrupto, ineficiente, frívolo, que no vela por los ciudadanos, y luego las relaciones se van corrompiendo en toda la escala social.
• Leí que muchos tildaban a la canadiense Amanda Lindhout de inexperta al exponerse tan bruscamente en Somalia. ¿Qué opinás sobre que un periodista debería prepararse especialmente para ese tipo de trabajo de corresponsal?
Esas afirmaciones me decepcionaron. Amanda tenía un importante currículum para su edad, y no conozco cuán seriamente preparó el viaje a Somalia. Resulta fácil juzgar a posteriori, a toro pasado, como se dice en España. Si creés en lo que hacés, si te apasiona, entonces convives con esa posibilidad siempre latente de que todo se vaya al carajo, lo que no deja de implicar que prepares el viaje a conciencia, que intentes minimizar las posibles contingencias. Pero más allá de esto, de toda la profesionalidad que le podés imprimir a tu trabajo, en las zonas en conflicto es tal el caos que hay factores que se te escapan y que nunca podrás controlar.
• El que lee tu libro Llueve sobre Gaza puede meterse en las entrañas de lo que es un conflicto tan complicado como el palestino e israelí. Uno puede sentirse un prisionero más en Gaza. ¿Cómo ves esa situación a casi tres años de haberla conocido tan personalmente?
Creo que Gaza es una de las grandes vergüenzas de la humanidad. Con su bloqueo Israel provoca hambre y enfermedades a los habitantes de Gaza. Los está matando lentamente. Y el mundo mira para otra parte. Recordemos que los habitantes de Gaza son esos mismos a los que se echó de su casa hace 60 años para crear Israel. La ecuación es abominable: lo echás, lo encerrás y lo matás lentamente. Encima, cuando se quieren rebelar, los llamás terroristas. Esta película ya la hemos visto, pero Gaza se llamaba Gueto de Varsovia. En mi libro traté de alertar sobre esta situación que no hizo más que ir a peor. Al igual que en el Sáhara y en todo lo relacionado con el comercio y la fabricación de armas, la actuación del gobierno de Zapatero fue nefasta. Moratinos debería irse ya a su casa. Ni la derecha más rancia podría haberlo hecho peor.

La convivencia

Reflejo de una introspección

Conviví con cucarachas cual monje budista durante un año y medio, más o menos. No las tocaba. Veía cómo recorrían las paredes de la cocina, cerca de mi cepillo de dientes en el baño, dándose un festín debajo del aparador. Les gusta la oscuridad de mi departamento al parecer. A veces hasta les decía que me dejaran en paz. Ellas no se iban. Y se multiplicaban cada vez más, en cantidad y en tamaño. Sólo me irritaba, no sé bien por qué, al verlas pasar sobre alguno de los libros. Me enfurecía como si fueran a ensuciar el conocimiento que traen dentro. Entonces las hacía volar de alguna forma al patio. Hasta que un día comencé a matarlas. No ocurrió nada especial que recuerde. Sólo me saqué el calzado y aplasté una contra la pared, sin siquiera pensarlo antes, y los demás ya resultaron automáticos. Les tiraba agua para ahogarlas hasta que se perdían por las tuberías de la pileta de la cocina. Compré fluidos que parecen efectivos en exterminar y trampas sigilosas, con las que se recurre al hambre para engañar. Disminuyó la cantidad. Las que sobreviven quizás aprendieron a evitar los ataques y se organizan en grupos de resistencia. Eso sí, nunca dejé el cuerpo de una víctima a la vista. Ahora no sé qué me agarró que quiero volver a lo de antes, cuando convivíamos en paz. Lo intentaré.

Las fiestas


No soy el único en pensarlo. Sé que les pasa a muchos pero algunos temen que se los acuse de amargados. Ver las cosas de otro modo es un pecado socialmente inadmisible. La sola figura de Papá Noel decorando una vidriera me arruina el día. Los cables con lamparitas, las promos berretas del Coto, las agendas 2010, la inundación de insufribles pps, el empalagoso combustible espiritual. Las fiestas desatan demonios oscuros en calles, familias y almas. Al destaparse las botellas saltan las miserias mejor escondidas. Que se cumplan todos los deseos, dice el coro mirando hacia otro lado. Feliz Navidad y próspero Año Nuevo, repiten los reyes del sarcasmo. Nadie se anima a nombrar lo que nos falta. Nadie admite que la pregunta sigue sin respuesta. Que la fiesta está en otra parte. Que la alegría no depende de actos protocolares, burbujas de Chandon o fuegos de artificio. La vida no tiene solución. Y de esta verdad irrenunciable no nos salva ni el apocalipsis del calendario maya.
L.
(El texto y la foto fueron sacados de Suspendelviaje, el blog de Luis Gruss y Andrea Rocha).

Abel Posse | Un reflejo


Quiere que se aplique la ley de amnistía para los militares de la última dictadura. Duda de los desaparecidos. Demostró su desprecio por el rock, al que indicó como uno de los males que confunde a los jóvenes (la cita del maestro Kapuściński dice lo contrario). Está seguro de que reprimir es mejor que conciliar. Abel Posse, nuevo ministro de educación porteño desde hace una semana, hizo todas esas declaraciones y las ratificó. Algunos lo defienden con la común excusa de que él dice lo que la mayoría piensa. No es sustentable. Si fuera así, cosa difícil de comprobar, tampoco sería una justificación. La mayoría puede estar equivocada en algo (ya se vio en unas cuántas vocaciones). Él en cambio pertenece a los que se suele denominar intelectuales. Se supone que eso le debería dar más conocimiento sobre la vida. Anibal Fernández, jefe de gabinete nacional, lo desafió a debatir. Con esos puntos que sostiene, tan sencillos para ser refutados, yo también podría hacerlo. En Facebook se armó un grupo para que se aleje del cargo público; hasta ahora posee 24 mil miembros. Se cree que cierto sector con características fascistas ya no volverá, que el país aprendió algo. Sin embargo de repente se recibe un reflejo de que todavía existe por algún lado. Y espera su nueva oportunidad.

Dar sin recibir

Reflejo de una introspección

Alguien anónimo, que seguramente me conoce, dejó un comentario en el blog de que soy una buena persona pero un colgado. La definición más acertada que encontré de esa palabra, para lo que la usamos, es que una persona está bajo los efectos de una droga, distraido. Siempre fui un introvertido que manejó bastante bien el tema (aceptablemente en lo social, se podría decir). No fue sencillo. Ahora me encerré devuelta en mí mismo. ¿Y qué hago? Escribo como un delirante. En la compu, hasta que se me cansa la vista. En el cuaderno, hasta que la mano derecha comienza a temblar. Es lo que hago, como soy. Si alguien quiere interrumpirme en el mientras, lo único que debe hacer, es llamarme. No me gusta hablar por MSN; simplemente creo que sirve para ciertos avisos, como los mensajes de texto del celular. Pero en esos ámbitos todo es ambiguo y finalmente lo que único que se logra es perder tiempo. El cariño que le confería a cada cual no disminuyó, sigue con la intensidad que me surgía. Si necesito saber cómo anda alguien lo llamo. O le mando un mail. O lo busco. El yo te doy algo para que vos respondas de igual o de mejor manera es un problema actual. Me parece que las palabras de la escritora brasileña Clarice Lispector, escritas en el diario Jornal do Brasil en 1967, explican el asunto: Amanecí con cólera. No, no, el mundo no me agrada. La mayoría de las personas están muertas y no lo saben, o están vivas con charlatanismo. Y el amor, en vez de darse, se exige. Y quienes nos quieren desean que seamos eso que ellos necesitan. El que me dice que no tendría que encerrarme a escribir, simplemente me niega. Sería un no yo. Está bien que hay límites. Y no lo hago sólo por mí. Escribir es una maldición desatada. Es dar. Sirve para que otros tengan con qué pensar. A veces los actos demuestran más que las palabras de todas formas (Palabras inútiles: te quiero mucho). Y tampoco soy tan buena persona, como se debe notar.

Sin solución en Copenhague | Preguntas

 
*Sáenz Peña, dos de la tarde, 53 grados
Terminó la cumbre contra el calentamiento global de Copenhague y quedaron más dudas que antes. Sus participantes salieron de allí pesimistas y pensando en otra oportunidad (¿no era la última según algunos?). Acordaron que hay que crear un fondo común dinero para ayudar a los países más necesitados, ¿pero quién pondrá la suma? ¿Habrá tiempo? (Video).

Merecer un Nobel


 *Imagen por Gabriela Casas | Spider Man con Obama
Habló de guerra cuando se le entregaba un Nobel de la Paz. Barack Obama dijo que hay otros que se merecen más esa condecoración, que sabe que la decisión fue controvertida y que igual tuvo que mandar otros treinta mil jóvenes a Afganistán. Es natural no saber recibir un elogio. Lleva trabajo adaptarse y que no se te sonroje la cara a veces es complicado. Al menos que seas Miguel de Unamuno. El escritor y filósofo español recibió una distinción del rey Alfonso XIII diciéndole: Gracias, Majestad, me lo merezco. Y cuando su alteza le dijo que todos los anteriores habían manifestado que no lo se merecían, agregó: Y tenían razón. Ya hubo anteriores Nobeles concedidos por una esperanza, por la paz en Medio Oriente. No sirvió. Espero que Obama pueda repetir lo de Unamuno en el futuro. Gracias, me lo merezco. Se verá.

Ah, estoy en Buenos Aires

Reflejo de una introspección

Mirar al cielo y decir: Ah, estoy en Buenos Aires. Los edificios altos me lo recuerdan. También el ruido, los gritos, las sirenas, la prepotencia, los acentos, los teatros, los cines. Puedo salir a caminar y sorprenderme en los momentos, a veces tan seguidos, de cansancio por esta vida llena de complicaciones. Recorrer la avenida Corrientes a la noche por ejemplo, y ver una variedad muy rica de personas. Y que si quiero, puedo comprar un libro a la una de la mañana y hasta un CD de Mendelssohn o Chopin por seis pesos. Ver una película de Bosnia en los complejos Arteplex, si quiero, y escuchar el programa La venganza será terrible en vivo hasta las dos de la mañana. A veces pierdo la noción de saber dónde me encuentro por más que pasaron cuatro años desde que vivo aquí. ¿En Chaco? No, ya me fui. Creo. ¿Habrá cambiado algo? Todo cambia y todo sigue igual. Qué frase fácil de decir y de crear. Pero es verdad.

Trabajo de mierda | Escuché



-Qué trabajo de mierda le toca a ese -dijo él. Luego entró al Alto Palermo para comprar más ropa.

Bagdad, la ciudad más fea del mundo

Tres guerras, doce años de embargo internacional y treinta y pico de años de satrapía baasista han convertido a Bagdad, que en los años cincuenta tenía fama de ser muy atractiva, en la ciudad más fea del mundo (…) Los Alí Babás desvalijaron y dejaron en la calle, sin bienes y sin techo, a media ciudad. ¿Quiénes eran estos saqueadores? Sadam Husein, para celebrar su reelección como presidente por el cien por cien de los votos, el 15 de octubre de 2002 abrió las cárceles del país y soltó a todos los delincuentes comunes (…) Un pueblo no puede vivir castrado y sumido en la abyección del terror y el servilismo, como han vivido los iraquíes las tres décadas de la dictadura del Baaz y los veinticuatro años de presidencia de Husein, sin reaccionar, al sentirse de pronto total y absolutamente libre, con esa explosión de anarquía, libertinaje y salvajismo que ha destruido Bagdad y dejado una herida sangrante en el alma de todos los bagdadíes.
(Mario Vargas Llosa, Diario de Irak, 2003).

Una cirujana en Irak


Una cirujana iraquí está indignada, enfurecida, no sabe cuánto más aguantará. Vivió muchos atentados pero no recuerda unos tan dañinos como los de esta vez. Tuvo que hacer ocho operaciones de urgencia seguidas. Ni siquiera sabe si se salvarán y las probabilidades no son alentadoras. Ella habla y de fondo se escuchan gritos permanentes. Entre los escombros de las tragedias se suele encontrar calzados sueltos. Es como si esperaran a que sus dueños regresen.

El abandono

Reflejo de una introspección
* Foto por Julián Carrara en Bolivia, donde hubo elecciones presidenciales. Algunos de sus ciudadanos viven con dos dólares al día. En la imagen, un mercado con productos variados.
Tanto en el mundo y sin embargo:
-Qué hacés, che.
-Nada, al pedo, no sé qué hacer.
Es que la vida, tan cruel, no vale la pena para esforzarse. Más fácil es la resignación, más sencillo es el abandono. La realidad es tan complicada que mejor fumarse un porro. Pero como mis vecinos del segundo: uno a las once, otro a las tres después de comer, a las cinco como merienda, a las 19 de segunda vuelta, y por supuesto, a la noche unos cuantos. Total la fiesta recién empieza y para qué complicarse.

Dejá, Domingo | Escuché

*Otra rayuela
Una niña lleva un cochecito, ¿tiene un bebé? La madre le hace notar algo: arriba, ahí. Ella se sorprende. Suelta bruscamente el transporte, que sigue su camino por la calle empinada, y se dirige hacia las zapatillas abandonadas sobre un basurero. Mientras, las bolsas con residuos que acarreaba se esparcieron por el asfalto. Ella muestra una sonrisa con el nuevo premio en las manos (no son de su talle). El hermano menor se acerca rápido, al trote. Ella se las muestra; él ríe y luego se agacha para comenzar a juntar lo que cayó. ¡Dejá, Domingo!, dice la madre desde la vereda de enfrente y él suelta inmediatamente lo que tenía en la mano. La nena sigue feliz mientras acomoda sola las cosas.

Concordia inundada

*Imagen por Gabriela Casas
Agua, que los porteros de Buenos Aires derraman en las veredas a las cuatro de la mañana. Agua, que los padres arremeten contra sus autos para hacerlos brillar. Agua, que mi inodoro pierde y deja llegar hasta la alfombra porque el plomero quiere ahorrar. Agua, que según una editorial del diario La Nación es un recurso muy renovable (ya fue demasiado). Agua entonces, que en algunas zonas de la ciudad entrerriana de Concordia avanzó hasta seis cuadras después del río y se metió tanto en casas humildes como residenciales. La inundación causó más o menos 8100 evacuados hasta ahora y se estima que no se retirará para las fiestas de fin de año. Cómo puede ser que haya crecido tanto, pregunta un vecino. El olor a repelente prevalece por el miedo a que los mosquitos surgidos acarreen el dengue. Algunos, ya refugiados, buscan en qué trabajar para ocupar el tiempo y la cabeza. Es difícil no pensar en que tu vida está rodeada de agua.

La izquierda confusa

*Imagen tomada en el barrio porteño de Caballito
Querer algo inmediatamente (¡YA!). Fiel manifestación de la urgencia del presente, de la ansiedad, del quiero todo para mí ahora y después le quedará a los que vengan. Imposible. Es sencillo fijar un objetivo como en este caso Mauricio Macri y sólo pegarle. Es que supuestamente vendría a ser la reencarnación del mal, del enemigo, el de derecha. Lo raro es que Macri apoyó la decisión progresista e igualitaria de permitir el matrimonio homosexual. En cambio el oficialismo, que dícese más de izquierda, ni quiso discutirlo en el Congreso. Hace una semana en el mismo barrio de Caballito, donde se encuentran los carteles de la foto, había uno que decía contra Macri algo así: ¿Para eso lo votaste? En la foto se veían dos hombres besándose. Inclusive tenía un error de redacción (en Reflejo ya se vio algo similar). Algunos de los abogados que presentaron los recursos para frenar el primer matrimonio homosexual de Latinoamérica tienen antecedentes con la dictadura militar y simpatía hacia el fascismo. Por lo menos, y aunque sólo sea por una semana, los grupos de izquierda que firmaron esos carteles tendrían que haberles dedicado un capítulo a ellos.