Fuerza Cruz del Sur

(Segunda parte)
 
  La cooperación en defensa y seguridad entre Chile y Argentina es de gran importancia si se piensa en las divergencias políticas que tuvieron ambos países a lo largo de los años. Las realidades políticas diferentes al interior de cada país. Los procesos disímiles luego de las respectivas dictaduras militares. Un país, Chile, encasillado en un grupo de Suramérica, y el otro, Argentina, en otro, si se divide la región en dos términos. Uno en el arco del océano Pacífico, donde la proyección y la influencia de Estados Unidos es más fuerte aún; el otro, con cierta tendencia cultural e ideológica de antagonismos con los estadounidenses y con más cercanía en los últimos años a Venezuela. A pesar de esas diferencias, entre Chile y Argentina, ciertos obstáculos no formaron un muro. 
 
                                                                                     
                                           




  Se puede tomar, por ejemplo, la diferenciación realizada por el académico Ricardo Luna en 2011, sobre la diversidad de los regímenes políticos en Suramérica:



Los países que adhieren la política económica de mercado y la democracia representativa y aquellos que definen sus objetivos de política y desarrollo como nacionalistas y populares[1].



  Un país, Chile, en el primer grupo, y el otro, Argentina, más en el segundo grupo, si se divide la región en esos términos. Uno en el arco del océano Pacífico, donde la proyección y la influencia de Estados Unidos es fuerte aún; el otro, con cierta tendencia cultural e ideológica de antagonismos con los estadounidenses y con más cercanía en los últimos años a la Venezuela de Hugo Chávez. A pesar de esas diferencias, Chile y Argentina no tomaron esos obstáculos como un muro.

  Estas disparidades, entre las dos naciones, de hecho, pueden ser modificadas en cualquier momento. Depende, sobre todo, del gobierno en poder. En Chile, por ejemplo, hay estimaciones sobre el nuevo triunfo logrado por la mandataria de izquierda Michelle Bachelet en las últimas elecciones presidenciales. Presentó propuestas con una inclinación más significativa hacia la izquierda[2].

  Eso podría llevar a más entendimiento con su vecino Argentina, también al depender sobre quién continuará en el poder político. Pero hay enlaces ideológicos en la historia. Por ejemplo, en lo que respecta a la relación frente a Estados Unidos:



   Algunos, como el filósofo argentino José Ingenieros, llamaron a la “unión moral” de los pueblos hispanos contra la amenaza de Wall Street. Otros, inspirados por la propuesta chilena, urgieron una liga de América Latina para suplantar la sin espíritu Unión Panamericana de dominación yankee, una causa avanzada antes de la Liga de Naciones en 1930[3].            



Historia reciente

  El sistema de creencias de la junta militar argentina de 1976 estaba signado por la idea de la guerra contra el comunismo, con los valores morales en un segundo término o, si era necesario, en algún lugar más alejado. Es importante recordar, en respecto a la relación entre Chile y Argentina, que en el momento de ese golpe de Estado en el lado Argentino, los chilenos ya estaban bajo la dictadura de Augusto Pinochet, y ambos países sostenían la disputa por el Canal del Beagle.

  La disputa no tendría entonces un fin, y tuvo una escalada belicosa con momentos delirantes debido a la creencia, desde la junta militar argentina, que debían parar una especie de “expansionismo chileno”[4], y la compleja situación con los demás países suramericanos en general. Es que el conflicto por el Beagle y una disputa con Brasil por la utilización hidroeléctrica del Paraná, generaban tensiones con los demás países limítrofes. Además porque parte de las creencias de la dictadura argentina incluían entender al país como demasiado rico y blanco para ser incluido en el Tercer Mundo.   

  La junta militar desde Argentina tomó varios aspectos desde la teoría central realista de relaciones internacionales: el pesimismo sobre el comportamiento humano, la violencia como algo necesario y aceptable en la sociabilización, anarquía en el sistema de gobernanza global. En palabras de Roberto Russell, académico de la Universidad Torcuato Di Tella de Argentina, fue un realismo al uso nostro[5].       

  A pesar que desde los dos lados, las dos partes, un documento fue firmado el 20 de febrero de 1978 en Puerto Montt con la idea de darle un nuevo comienzo a las negociaciones, y que en el año siguiente la mediación de la Santa Sede Católica fue acordada en una reunión en Montevideo, no fue hasta seis años después que la verdadera mejora fue concebida. Sólo el 23 de enero de 1984, ya con un gobierno democrático de Raúl Alfonsín electo en Argentina, un real pacto de amistad y paz fue firmado. Fueron delimitadas con ese documento las soberanías de los Estados sobre el mar, el fondo del mar y la zona sur.

  La visión militar argentina implicaba el creer a los vecinos chilenos como una amenaza, como enemigos, por lo que ellos aseguraban que había que preparar y lograr la forma de defenderse. Y tenía una respuesta similar desde el otro lado. Las tensiones arribaron a su punto máximo luego, por ejemplo, cuando los chilenos otorgaron soporte a los británicos y los Estados Unidos durante la Guerra de Malvinas, y cuando la junta militar argentina organizó la Operación Soberanía en 1978. El conflicto armado nunca fue descartado en esos momentos de la etapa, y como se argumentó, fue parte principal entre las posibilidades para los comandantes chilenos y argentinos.



Nueva ola bilateral                                         

  Durante la primera década del siglo XXI, un número particular de mejoras fueron concretadas en el área de Seguridad y Defensa entre las dos naciones, como es el caso de la fuerza militar conjunta Cruz del Sur: parte de una alianza militar entre Argentina y Chile que tiene difícil ejemplo y comparación en el mundo, y que está a disposición de las Naciones Unidas como fuerza de mantenimiento de paz.

  El proyecto comenzó como una idea en 2005, y significó el desarrollo de un número elevado de planificaciones en ese sentido, hasta que tuvo su creación formal en 2008.

  También se puede remarcar que ya en 1998, una década antes, las dos naciones habían pedido a la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) un estudio técnico sobre cómo podía ser posible aplicar una común manera de medir los costos de defensa de los dos países juntos. El trabajo fue terminado por la CEPAL en 2001 y tuvo una actualización en 2005[6].          

  Esas mejoras en el área de Defensa no determinan que no hayan existido confusiones y disputas en otros sectores, como es en el económico. Por ejemplo, las medidas que cambiaron la administración régimen de gas argentino; las presiones de ciertos sectores empresarios en ambos lados -pero sobre todo del lado chileno-; asuntos con respecto a la confianza mutua[7]. Pero nada de eso paró el avance de las relaciones bilaterales entre las organizaciones, públicas o no públicas. Marca también de la diferenciación con el pasado sistema de creencias, de ciertos grupos de sociedades de ambos lados, y de una histórica tradición[8].

  La percepción del vecino como una amenaza cambió de una manera relevante, en ambos lados de los Andes. Se percibe en las opiniones de las élites políticas. Y eso a pesar de las diferencias en las inclinaciones ideológicas -por ejemplo, el gobierno más a la derecha de Sebastián Piñera en Chile, y el gobierno por momentos más a la izquierda de Cristina Kirchner-. En los asuntos centrales, como es el área de Defensa, hubo una gran evolución en la relación binacional.

  Como un suplemento, en 2009 las dos partes firmaron el Tratado de Maipú. Entonces las propuestas de integración y cooperación fueron amplificadas. También con ese procedimiento se estableció el compromiso para las reuniones anuales de los ministerios, como el sistema de las consultas permanentes de la política exterior, la Comisión de Cooperación Económica e Integración Física, la Comisión Parlamentaria Mutua, los comités de integración, la cooperación en ciencia y la academia.





[1] Luna, Ricardo V., “The Americas and the global crisis: a view from the south”, Princeton University, March 29, 2011, p. 634.

[2] Montes, Rocío, “Former President Bachelet sweeps up in opposition primaries”, El País newspaper, 1 July 2013. “Chile's conservative coalition finds itself divided over presidential contender”, 22 July 2013. “The common childhood of the candidates”, 4 August 2013.

[3] Langley, Lester D., America and the Americas: The United States in the Western Hemisphere, University of Georgia Press, 2010, p. 133.

[4] Russell, Roberto, “Sistemas de creencias y política exterior argentina: 1976-1989”, en Serie de Documentos e Informes de Investigación N° 204, de FLACSO / Argentina, Buenos Aires, julio 1996, p. 47.

[5] Ibídem, p. 7.

[6] Metodología para la comparaciòn de los gastos militares, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), October 2005.

[7] Lacoste, Pablo, “Las relaciones entre Chile y Argentina: el aporte histórico y el papel de los actores subnacionales no estatales”, in Maira, Luis (editor), La Política Internacional Subnacional en América Latina, Buenos Aires, Libros del Zorzal, 2010, Chapter 9, pp. 329-357.


[8] Ibídem, p. 330.

 



[El texto continuará en futuras publicaciones].
  

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