Me quedó grabada. Me marcó. Esa película (La noche de los lápices, 1986) no es sencilla de ver. Desagradable pero necesaria. La primera vez la vi gracias a que una profesora del secundario la puso en su clase. Evito las partes que consideró más violentas. En la segunda oportunidad, con otro profesor del colegio, no hubo censura. Apareció ante mí la violación y la tortura. Los gritos, no me olvido más los gritos. Y también digo Nunca más. No delante de mí. No detrás de mí. No pueden violar ni torturar un alma. Nunca lo lograrán. Los que sabían y no hicieron nada también deberían arrepentirse. Hacer algo por lo menos, aunque su deuda igual quedará pendiente. Prefiero que me maten a callar. Prefiero morir a escuchar los gritos de una adolescente, a punto de parir en la celda de a lado. Prefiero morir.
[Apareció el nieto 101].
La irrealidad de TN
Kirchner. Lluvia. Lluvia. Lluvia. Kirchner. Accidente de auto. Lluvia, lluvia; lluvia. Cuidado con ver Todo Noticias. No digo que lo abandones pero sugiero que lo observés con precaución. Mis familiares y conocidos, desde Chaco, creen que estoy en peligro de ahogarme cada vez que hay una tormenta en Capital Federal (gracias a TN). Mi hermano me preguntó el viernes cómo era posible de que mis viejos (de visita) fueran al cine con el torrencial. Tomaron un taxi. Caos en la ciudad. Es cierto, en ciertas partes, de a pedazos. ¿Pero cuál otra cosa se podía esperar con tanta agua junta? Entiendo que puede ser una tragedia cotidiana de que se te inunde el negocio o el auto. Y que existe algo que funciona mal, tanto por parte del gobierno como de los vecinos. Pero: un canal de noticias no debería hablar de eso las veinticuatro horas. Y menos dar la impresión de que la ciudad entera se encuentra en esas condiciones. Lo mismo sucede a la inversa en cuanto a interior y Capital. Siempre se quejan allá de que la única imagen que da el canal de noticias es de carencia y campo. Por eso no sorprende de que, aclarando inclusive que sos de la capital Resistencia, igual alguien de Buenos Aires crea que deberías saber sobre los quehaceres del campo sólo por llegar desde el interior. Y pobrecito, cómo hiciste para sobrevivir a tanta pobreza e inundaciones que siempre vemos.
El aborigen enojado
Los recuerdo así. Cada vez que vi a un aborigen tenía cara de ira, de violencia. Tanto en los dibujos o artesanías, como los que crucé en persona. Como el de la foto, que pertenece a un mural de Corrientes. A veces me pregunto si debería sentir pena por descender de colonizadores que asesinaron para conseguir tierras. Y si es que los aborígenes siguen enervados por ello (pues claro que sí). Serios. Como las dos caras hechas de barro que adquirí para regalar como recuerdos de Chaco. El que me las dio pertenece a la reducida comunidad de tobas. Me miró sin inmutarse. ¿Habrá encontrado en mi piel el reflejo de otro blanco? Quizás mi antepasado y el suyo ya se conocieron. Me contestó con palabras secas. No demostró alegría de que le comprara, ni sonrió. Hay cosas que tal vez nunca se podrán perdonar. Pero trataré de entenderlas.
La alarma | Escuché
-¿Conectaste la alarma? -la nena tenía el pelo enrulado. Jugaba con un globo mientras salía del edificio y controlaba a su madre. La vieja llevaba un cochecito con un bebé y un perro labrador negro agarrado de la correa en la otra mano. Junto a ellos iba el hermano en su bicicleta con ruedas adicionales.
-Sí, amor.
-Sí, amor.
Puteen
*Imagen por Ma. Antonella Aranda
El tema de los comentarios en el blog. Me parece raro que todavía nadie me haya puteado. El que quiera me puede agarrar con algún error de fecha, apellido, color, religión o lo que sea. Lo divertido es equivocarse. Con ello por lo menos tenemos la certeza de que hacemos algo. Como dice más abajo en Reflejo comentás si querés. Pero aclaro, por las dudas, de que pueden poner lo que quieran (siempre que no sea algún dato privado o íntimo, sobre ustedes o sobre mí, que definitivamente no le sirva a los demás ni para pensar). Puteen, si quieren, como si se encontraran con un paro de colectivos en Resistencia (foto). Total todo es una forma de decir.
¿Lo de Irak es una guerra?
*Niña en Irak. Tomada de la galería UNICEF Sverige
Miré la película Vivir al límite, una de las favoritas para los Oscar, con dos amigos. La historia básica que cuenta es la de un desarmador de bombas, soldado estadounidense sin escrúpulos y bastante salvaje, que está en Irak. Mientras se proyectaba el filme surgían dudas a cada rato entre ellos y yo. Es que la invasión de Estados Unidos en ese país de Medio Oriente sigue como una incógnita. Un primo por ejemplo, que vive hace dos años en suelo estadounidense, está convencido de que eso, y lo de Afganistán, son pruebas de armamento únicamente. No lo contradije. Por qué: puede ser. Así como también nunca se pudo probar de que el fin no sea controlar el petróleo (Irak es el país con mayor reserva después de Arabia Saudita); o que no sea para situarse en el continente y desde allí tener la posibilidad de atacar a otros lugares. Mario Vargas Llosa también señala en su libro Diario de Irak, además de las hipótesis mencionadas, la posibilidad de que sea sólo un tipo de escarmiento para tratar de recuperar el orgullo lastimado luego de los atentados del 11 de septiembre. Para eso eligieron a un régimen agotado y pobre como el que era la dictadura de Sadam Hussein en el 2003. Los bloqueos económicos internacionales ya habían hecho la mayor parte del trabajo antes. Las armas de destrucción masiva nunca fueron halladas. Y si ese hubiese sido el objetivo, tal como lo de derrocar una tiranía, ¿no deberían haber invadido también Irán, Corea del Norte y Pakistán? El documentalista Michael Moore, cuyos resultados positivos con sus notas y largometrajes afirman que representa la opinión de más de un tercio de sus compatriotas, escribió una carta abierta a Obama poco tiempo después de su asunción (para la que colaboró muy activamente). En ella le pedía que por favor deje sin tropas Irak y Afganistán. Él piensa, como muchos, que ellos deberían arreglar sus problemas solos. Vuelvo al tema de las hipótesis. Todas esas son probables, eso es lo aterrador y delirante. Inclusive me hago la pregunta del título.
Oda a Tomás Eloy Martínez
Murió. Y yo qué hago: escribo a la una de mañana porque me visitó en sueños otra vez. Sólo lo vi en esta oportunidad. La anterior había sido más rara y contundente: yo manejaba un auto y en el asiento de acompañante iba un lobo blanco; tenía que llegar hasta un lugar donde se encontraba Tomás Eloy y unos poetas, sacrificar al lobo frete a ellos y ofrecérselo como tributo. Quería entrevistarlo. Aplacé el intento. Falleció el domingo pasado y yo me enteré a la noche por el mail de un amigo. Justo esa tarde habíamos charlado acerca de un escrito de él, una nota sobre Clarice Lispector, mientras caminábamos hacia Parque Rivadavia. Me había resultado raro que justo encontré esa editorial en el momento que comenzaba a saber de Lispector para una materia de la Facultad. Tengo guardadas las editoriales de Tomás Eloy, las que coincidían cuando compraba el diario impreso. Siempre se puede volver a ellas. Son abundantes tanto en calidad de escritura como en cantidad de información. Su novela El vuelo de la reina (premio Alfaguara de Novela 2002) me llegó por casualidad. Alguien había enviado en su momento varios ejemplares gratis a la Facultad para la que trabajaba; como nadie las agarró quedaron archivadas. Con ella concentré ciertas ideas que tenía respecto al periodismo. Es una apología a la clásica película El ciudadano Kane, del mítico Orson Welles (inclusive dentro de la trama hay encuentro ficticio entre el protagonista y Welles). Describe la historia del director de un diario porteño, muy influyente, y de cómo abusa de eso (es, también, la historia de un hombre que quiere poseer la vida de una mujer). Reafirma y hace entender la responsabilidad que poseen los dueños de los medios de comunicación. O sea: es un reflejo para notar cómo un Daniel Hadad o una Ernestina Herrera de Noble, por ejemplo, son tan responsables de lo que sucede en el país como un Kirchner o una Elisa Carrió. Su última novela se llama Purgatorio. Nombre alusivo porque seguramente ya sabía de su cáncer. Fue su manera de purgar el exilio que vivió tantos años al escapar de la dictadura argentina. Fue su manera de purgar la mayor parte de su vida, lo más significativo. Aún no leí las novelas que lo hicieron reconocido mundialmente: Santa Evita y La novela de Perón (traducidas a treinta y seis lenguas). Mezcla allí, más que siempre, la ficción con la realidad para entenderla de una mejor manera.
Contá hasta cien | Escuché
El padre iba agarrándole de la mano al nene. Él observaba desde abajo con los ojos bien abiertos, como un gato asustado. Contá hasta cien que ya llegaremos, dijo el viejo.
Necesito ver el árbol
Reflejo de una introspección
Lo que me salva a veces del encierro en mi departamento es la vista de un árbol que está en frente. Su forma en zigzag como una víbora es curiosa. Lo observó de reojo, con la cortina entreabierta. El viento hace que lo pueda ver más o menos, según se mueve la tela. Y la visión no es tan buena igualmente. La reja del balcón me deja observarlo sólo a través de cuadros de hierro. Y las personas y los autos y los colectivos nunca dejan de pasar por esta zona tan circulada. Pero no sé, tiene algo que me tranquiliza un poco. Me hace sentir vivo.
Perdonar | Mandela
*Imagen tomada de Vilseskogen
Nelson Mandela estuvo encerrado en una habitación de dos por tres metros durante veintisiete años. Injustamente. Salió de allí con la intención de perdonar a sus represores, los que mantenían el Apartheid. Salió de allí con intenciones de paz y unión. Arrojen sus metrallas y sus machetes al mar, le dijo a sus votantes para elegirlo presidente, empecemos a consolidar la nación multicolor. Él también cree en el mestizaje. Fue electo presidente y logró la mayoría de sus cometidos. Él perdonó y usó el poder inmenso que eso conlleva. La reciente película Invictus muestra un poco de la vida de este personaje. Abarca la etapa de su asunción como presidente sudafricano y la estrategia que creó alrededor del rugby para unir a blancos y negros. Fue interpretado por Morgan Freeman (la hija de Mandela dijo que quedó impactada después de verla por la similitud con su padre). Es interesante también la nota de Ezequiel Fernández Moores para entender más sobre el fondo de la utilización del deporte en la política que se hizo esa vez, y sobre la película.
No perdonar | Blair
*Imagen tomada de World Economic Forum
Tony Blair, el ex primer ministro británico, compareció durante seis horas frente a una comisión que investiga el ataque militar a Irak. Reincidió. Dijo que si tendría que volver a decidir tomaría la misma decisión de invadir. No se arrepintió de lo mal que hicieron al entrar en un país de la peor forma, tomando las medidas equivocadas y transformando centenares de civiles en cadáveres. Dijo que Bush lo llamó después del 11 de septiembre para transmitirle su miedo de que el mundo fuera un caos y que eso influyó; actuó con miedo por tanto. Dijo que el mundo es más seguro ahora; ¿de qué habla?. Blair se mantiene dando conferencias en las que le pagan miles de dólares por hablar (al igual que a sus camaradas Bush y Aznar). Da consejos millonarios se podría decir. Pero no pidió perdón por la inexistencia de las armas de destrucción masiva que Saddam supuestamente poseía (Saddam que según expertos era una amenaza en 1999, pero para el 2003 ya estaba debilitado). No pidió perdón por la guerra que comenzó y que hiere todavía al mundo. Dijo que lo volvería a hacer. ¿Podrán perdonarlo?
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