Kirchner y coincidencias comunes

                                                                                  Foto por María Antonella Aranda
Alguien opinó en la radio a la mañana temprano que en el censo anterior de 2001, en ese día, algo se gestó que cambió la vida política del país. Era fin de semana y los ciudadanos estaban molestos; no querían quedarse en sus casas a pensar. Ya se veía llegar el quilombo de los bancos. Un par de días después empezarían las protestas que terminaron con el derrocamiento del presidente. Justo hoy, en el censo 2010, anuncian la muerte de Néstor Kirchner, mayor líder político actual. Algo cambiará irremediablemente. Habría que estar alerta por lo menos. Leí luego, a la tarde, de Tomás Eloy Martínez: Hace tiempo descubrí, no sin sorpresa, que los azares del periodismo me acercaban con persistencia al tema de la muerte. Hacia 1965 advertí, en Hiroshima y Nagasaki, que un hombre puede morir indefinidamente, y que la muerte es una sucesión, no un fin. El libro se titula Lugar común la muerte.

1 comentario:

  1. De la nota de Jorge Lanata en La Nación: "Acabo de ver, en el noticiero, que alguien pintó apresurado una tela que dice "Néstor Vive", y la colgó de la reja que separa la mitad de la Plaza de Mayo de la Casa de Gobierno. Antes, supe que hubo quienes tocaron bocina en la calle, en una miserable actitud de festejo. Nadie puede estar orgulloso de su odio, si es que lo tiene. El odio es una bajeza del espíritu. Recordé entonces aquella pintada de "Viva el cáncer" durante la agonía de Eva Perón; pesadillas de una Argentina que ojalá haya quedado para siempre atrás".

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