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Foto por Greg Donikian |
Siempre se regresa a la madre, llorando. En la película Mis tardes con Margueritte (La tête en friche) la relación madre e hijo es central. Asimismo literatura y familia son dos palabras que definen a esta bien lograda obra. También la vejez, la bondad, la falta de educación. Quiero subrayar algo: en varios medios observé que hablaban del personaje principal (Germain, actuado por Gérard Depardieu) como si fuera un tonto. Para mí es un tipo inteligente, al que no le enseñaron lo que se debía, y que además vive en su propio mundo. La distracción suele estar presente en quienes tienen mucha imaginación. Y él prueba esa virtud. Por ejemplo cuando comenta cómo personalizó a las palomas dándoles nombres a cada una. Germain se encontrará en una plaza con Margueritte (Gisèle Casadesus), señora de 95 años que le presentará el mundo de la lectura como nunca antes. Ambos se nutrirán de ese vínculo que cada vez se hará más fuerte mientras ella va quedándose ciega y él aprende a leer. Dirigida por Jean Becker, y basada en la novela de Marie-Sabine Roger, es una película que vale la pena de sobremanera; para pensar y reírse un rato. [Tráiler].